Zeus,
como hemos descrito varias veces anteriormente, era siempre muy aventurero y amoroso
con otras divinidades y con mortales. Una de sus conquistas engañosas fue
Alcmena, madre de Hércules, y esposa de Anfitrión. Zeus aprovechando que su
esposo estaba ausente tomó su forma y se unió sexualmente con Alcmena.
Cuando Anfitrión
regresó, también pasó la noche con ella y de esa forma, Alcmena quedó
embarazada de ambos hombres. De lu unión con Zeus nació Hércules (como
describimos en el mito anterior), y de Anfitrión, Ificles.
Cuando Hera se
enteró de lo ocurrido, despertó una gran ira y recelo en su persona y no podía
soportar que otra mujer, y encima una simple mortal, fuera a dar a luz a un
hijo de su esposo.
Hera decidió llevar a cabo un plan, el cual complicaba el nacimiento de Hércules, quien permaneció diez meses
en el vientre de su madre. Cuando Hércules era aún un bebé, la enfurecida diosa
que no soportaba la idea de que el niño hubiese salido con vida del embarazo, le
envió dos terribles serpientes para asesinarlo mientras dormía en su cuna, pero
el niño, al ser mitad mortal, mitad dios, estranguló una serpiente con cada
mano gracias a su fuerza sobrenatural. Aun así, Hércules era mortal y según
creían la mayoría de los dioses, sólo lograría la inmortalidad si mamaba del
seno de Hera, lo cual era prácticamente imposible.
Entonces, Hermes
mandado por Zeus, llevó al niño donde dormía Hera durante la noche y lo puso en
su pecho para que se amamantara de su leche. Cuando Hera despertó y vio que
Hércules había mamado de su pecho, lo retiró muy bruscamente pero la leche
siguió manando y se esparció por todo el universo; creándose así nuestra Vía
Láctea.
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